viernes, 10 de abril de 2020

Día 18

La parábola de la semilla de mostaza - 20150614

La fe mueve montañas, parafraseando a un verso bíblico, que dice:"Y El les dijo: "Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: 'Pásate de aquí allá,' y se pasará; y nada les será imposible". En este precepto se levantaron las primeras catedrales, que necesitaron muchas manos, piedra y bosques. Las primeras y todas las que vinieron después.

Antes, hablando de las nacientes de la cultura occidental, imagino la cantidad de madera utilizada por las fuerzas militares, para los navíos y para los demás insumos de las interminables guerras y conquistas, en un período sumamente extenso de tiempo. También pensando en las grandes obras de ingeniería como los acueductos, palacios, puentes.

Las conquistas de nuevos territorios, gracias a una cartografía que ayudaba a representar en la mente de aquellos una relación de control con la realidad y el territorio, demandó el desarrollo de flotas de barcos de madera que requerían también de bosques. La cantidad de obras arquitectónicas desplegadas en las villas de placer, en una cultura que concebía a la Naturaleza como inagotable, incluso cruel y amenazadora, la cercó y mostró sus intenciones de dominio, necesitando aún más madera.

Tanto en Europa como América, se han trasegado especies, se han quemado y talado bosques, se han negado derechos para muchos humanos sometidos a esclavitud, se han celebrado conquistas, descubrimientos, logros; tanto también, pérdidas humanas por enfermedades contagiosas, guerras mundiales, hombres en la luna... Si pudiéramos concebir una historia, con una mirada crítica, sin justificar a secas que todo documento de civilización es de barbarie, con una reflexión sobre este tiempo, que nos permita rescatar lo mejor, para proyectar una cultura sostenible y resiliente. Que necesite bosques para respirar y tierras para cultivarnos.

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